Enrrique Symns

Nadie se había animado tanto. Decirlo con el diario de ayer parece moneda corriente. Sobre todo desde la perspectiva de la apertura mental de los tiempos que corren en esta década del siglo XXI, donde la perspectiva de género, sexual, feminismo y donde protestar contra toda jerarquía de poder, no sólo no está prohibido sino que es un debate a cielo abierto. Desde el reinado del Fake news hasta las quejas cotidianas en las redes sociales donde conviven la sobre exposición de una felicidad artificial y el empoderamiento de la diversidad donde todo está permitido y donde ya nadie puede decir que esta bien o que está mal, aunque esto trajo solapado otra dictadura; el de las palabras, del pensar  y expresarse libremente, por los estigmas de una decadente sociedad abrumada en la hiperinformación.

Enrique Symns ese viejo con cara de loco, renegado social supo hacer de su personalidad, un personaje, pero que lo exacerbó hasta sus últimos días cuando nos dejó el pasado 16 de marzo. supo cosechar elogios y detractores. un obse del laburo sin perder las costumbres de un bohemio que vivió en su ley. Para las nuevas generaciones que gozan de muchos de los cambios presentes, desconocen su impronta y todos en menor o mayor medida le debemos algo, como los anteriores a Roberto Arlt. Poeta, periodista, escritor, dramaturgo y loco. El supo estar en todos esos pilares.

El Rock y el under 

Se codeó con las esferas del under emergente de la década del ochenta, piso cuanto escenario se lo permitía,  fue uno de los primeros en formar parte de la mítica banda de rock que representó a toda una generación y a un sector social: Patricio Rey y los Redonditos de Ricota, cuando aún era una banda de cuevas porteñas y comenzaba a mimetizarse con la herencia de Prodan,  lo parakultural, y la efervescencia posdictadura con una apertura anti demagógica. aunque los tiempos después dirán que la tiranía puede estar en todo lados, cuando se trate de radicalizar pensamientos, de un lado o del otro.

Quienes lo recuerdan incursionando sobre las tablas, fue un cuasi banda soporte / telonero de la banda que lideraba el Indio Solari y Sky, porque en cada presentación subía al escenario para dedicarle tiempo a la poesía escrita de su puño y letra, sus monólogos ácidos y por ese entonces se entremezclaban con artistas del culto a lo que por entonces se lo denominaba, under, suburbano, un arte marginal, alternativo e independiente de lengua filosa como sus cabezas pero sobre todo irreverentes e inclusivos, que llegaron para romper con todos los cánones de lo que estaba bien. Vacíos de moralina. Personajes como Alejandro Urdapilleta, Batato Barea, Humberto Tortonese hicieron lo suyo dentro del Parakultural espacio creado por Omar Viola y Horacio Gabin en un sótano que habían alquilado en la calle Venezuela 336. (del que ya hablaremos en otra nota). 

Su lugar siempre fue embarullado entre letras, párrafos y títulos con puntos aparte, entre mesas de bares, foquitos de madrugada, neones titulantes, escaleras mojadas, merca ambulante y resacas porteñas. siempre vinculado con el rock y cuando más al margen, mejor. Quizás por esto, cuando los redondos cobraron notoriedad, dio un paso al costado, a pesar que la historia cuenta otros vaivenes.

 Más amigo de Sky Bellinson que del Indio Solari, cuando se fue del mundo ricotero, buscó refugio en otras bandas y desde otros enfoques pero siempre imprimiendo su mordaz elocuencia. Sus pasos fueron un salpicré entre aquellas que pasaron sin pena ni olvido tales como con bandas platenses Don Lunfardo, el Señor Otario hasta  Donvi Vitale  como así también colaboró como monologuista de bandas como Bersuit Vergarabat, Los Piojos, 2 minutos y Caballeros de la Quema.

Como reza el nombre de su libro autobiográfico El señor de los Venenos, Symns no tiene pelos en la lengua, es ácido, mordaz, de palabras violentas sin importar las consecuencias. En su vida hay un hecho importante. Así como fue un trotamundos y así como vivió como vagabundo por las calles de Países Bajos y en Lanús, en los adoquines mojados de San Telmo y por aquellas épocas de calles desoladas de Monte Grande, el hombre supo ser un expatriado en Madrid, y conocer los vaivenes de la vida que fueron más que las de un gato. Supo tenerlo todo, y no tener un cobre en sus bolsillos. Ser un enamorado que perdió la cabeza más de una vez en tibias sábanas hasta dejarlo en pelotas y no tener ni una miga donde saciar el hambre que encubría mas de la cuenta con borracheras al punto de comas etílicos. probó todos los sabores de las drogas y se autoexilió detrás de la cordillera en Chile donde hizo lo suyo con las letras  en Santiago, donde escribió en los diarios El Metropolitano y Últimas Noticias, tuvo un programa televisión de entrevistas y a pesar que algunos dicen que no, se reconocía como fundador de la revista  The Clinic, un emprendimiento del periodismo vanguardista del país trasandino.

En todos esos idas y vueltas a la Argentina, sus compañeros y conocidos admiraban el trabajo que había cosechado a las sombras de muchos; siempre que regresaba estaba entre la pampa y las vías y buscaba qué hacer en sus pagos entre intelectuales de su calaña y artistas variopintos. Es así que se encontró con el proyecto Fito Páez, que al autor de El Amor después del amor le servía para mantenerse con la imagen activa como uno de los hombres más influyentes del rock nacional, pero además era una manera de tenderle una mano al viejo venenoso desdichado. El libro terminó demostrando que el viejo no había perdido las mañas y que no se guardaba nada. Tal es así que esa biografía; Páez  editado por Espasa Calpe, 1995, resultó ser un libro escandaloso para el músico, por  ser una gran crítica de todo el mundo Fito. Que si bien fue un éxito en términos editorial, el mismo fue un final para la relación del cantante y el escritor. Donde Páez sintió que le dio una mano y resultó ser traicionado.

Entre Porteños, Cerdos y Peces

Con solo poner Enrique Symns en google, aparecen cientos de resultados que nos llevan a reconstruir diferentes etapas de su vida, desde su biografia en Wikipedia, hasta su reconstrucción biográfica que no aporta material desde las diferentes entrevistas que dio a lo largo de su extensa vida, principalmente en sus últimos años, donde se convirtió en un personaje en si, principalmente para revistas y suplementos culturales tanto de argentina como de gran parte de Latinoamérica, por donde hizo algunos pasos y no pasó desapercibido.

En los últimos años, además del personaje que supo construir y que nada distaba con la pura realidad, lo que le permitía dar entrevistas hablando de sí mismo o de su cosmogonía.  Entre achaques de su delicada salud por la edad y sus excesos, también se volcó a editar varios libros. Algunos de ellos en tono biográfico, otros en su faceta de escritor, alejado del periodismo gonzo, al que se le atribuye el estilo en estás tierras. Escribió y publicó 10 títulos, quizás el más conocido sea su autobiografía El señor de los venenos que poco antes de su muerte en marzo de este año, la editorial Orsai que dirige Hernan Casiari lo reedito, como forma de recolectar dinero para ayudarlo en su delicada situación financiera.

Pero además de su perfil polémico, el under y las bandas de rock de los 80 y 90, su persona estuvo relacionada directamente con el periodismo local. Trabajó y colaboró con los principales diarios argentinos, entre ellos Clarín. Pero su gran hijo fue producto de su trabajo en la revista el Porteño, en donde, al principio publicó en forma de suplemento, pero después en una suerte de spin off, tuvo su propio espacio, su editorial y su libertad para escribir de forma independiente, antojadiza y sobre todo polémica. Estamos hablando de la mítica Cerdos & Peces, que está más muerta que viva, pero eterna en la conciencia de la cultura argentina. Quizás uno de los últimos grandes proyectos transgresores que tuvieron los medios, porque ni los youtubers que tienen posibilidad de hacer lo que quieran o los productores de podcast, se animaron a tanto. En 1983, había que tener pelotas, para escribir y publicar lo que te venía en ganas sobre todo, cuando golpeaba las canciones culturales y conservadores de una sociedad que aún se disputaba sectores de poder en plena ola democrática llamada y definida como el Destape. En épocas de la revista Humor, Satiricón y porque no Sex humor, de las cuales Symns tuvo participación activa. Cerdos y Peces fue su gran e inolvidable creación por donde de despachaba con su filosa forma de pensar en las editoriales, donde periodistas aprendieron el oficio con total libertad,

Cerdos y Peces era Symns en tinta y papel. Títulos llenos de tabú para la sociedad de ese entonces, que muchos si lo miramos desde nuestro presente, podrían sentirse ofendidos. Porque justamente en los tiempos que corren, después que la democracia ganara las calles y las mentes, modelos de pensamiento y de contenido que acompañan movimientos de cambio social, dejan evidenciados, que la moralina, y la prohibición en escribir lo que uno se le canta, sigue a la orden del día. Acaso alguien si quiere pudiera escribir sobre crónicas de violaciones, sobre ser yuta y puto, como una monja se volvió prostituta, Tocaba todos los temas, desde hechos morbosos, hasta darle lugares a personajes que luego con los años serían aun mas polémico, como Zaffaroni. Ni hablar de las drogas. Hoy es fácil hablar de marihuana y cocaína, de hecho existe la revista THC, pero Cerdos, se había animado en épocas donde la democracia aún convive con la racia, y los aprietes de la federal a los pibes en la salida de Cemento. Los gay eran putos, y los putos estaban enfermos, el HIV era el sida y el sida la peste rosa, porque decían que se transmitía porque además de dejarse romper el culo. Pero los putos además de ser enfermos, eran depravados y drogadictos. Y hete aquí que las enfermedades se contagian por jeringas intravenosas. El slogan de la revista era “La revista de este sitio inmundo”.

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Según alguna vez dijo Enrique sobre su Creación que los primeros dos números fueron dirigidos por Gabriel Levinas, creador del Parakultural, cuando se le consultaba de que iba la publicación la describe como “una revista realizada con bajos costos, con un papel de gramaje escaso y con pocos anunciantes dispuestos a confiar en un proyecto tan provocador. Enrique Symns construyó una retórica particular basada en exhibir todo lo que la censura dictatorial había escondido, prohibido y sancionado. La forma excesiva da cuenta de una sobreexposición centrada en aquellos temas perturbadores de la moral media y de la sensatez en general: drogas, prostitución, pandillas, manicomios, hampones, víctimas de sistemas perimidos y de instituciones esclerosadas por los efectos de la última dictadura; pero también pedofilia, violadores, abusadores.”

Los cierto es que su hija pródiga, y por lo que tanto lo tendremos dentro del periodismo más transgresor que haya tenido la argentina, Hoy ya casi no quedan medios como Cerdos & Peces, lo más cercano es Revista Barcelona, pero que es más satírica y tiene bajada de línea a un espacio del sector político, mientras que la de Syms iba en contra de todo y de todos. Es quizás por esto los altibajos. 59 números pero discontinuados. Primero como un suplemento de El Porteño, a partir de 1984 con regularidad hasta 1987. Luego tuvo varias reediciones: hacia finales de la década de 1980, como suplemento de la revista Fin de Siglo. En los 90, bajo el diminutivo La Cerdos, hasta 1998; para regresar recién en el  2004, cuando fue relanzada nuevamente con el nombre original pero sólo se publicaron dos números. Casi 20 años después en el 2021, ya sumergida en el mundo que conocemos, hubo un proyecto de relanzar pero todo quedó casi en la nada, solo vió a la luz un especial de 152 páginas con textos inéditos y recopilación de lo mejor que supo ser, por su puesto con una editorial como solo Enrique Symns se atrevía a escribir.

Enrique Syms quedará en el imaginario colectivo como el hombre que hizo lo que quiso, tuvo más vidas que los gatos, el hombre de los venenos pero sobre todo, dio espacio a una generación que saltó del under y las cúspides de la cultura contemporánea, dando un poco de luz dentro de las miseria y lo ordinario. Considerado el padre del periodismo Gonzo en Argentina, un estilo o variable del llamado nuevo periodismo. Symns es comparado con otro que supo hacer y dar cabida a la subjetividad dentro del género periodístico  y el realismo sucio, el poeta periodista y escritor Charles Bokowsky.

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SYMNS: EL HOMBRE DE LAS LETRAS MALDITAS