Nací el 14 de junio de 1982, el mismo día que los argentinos se rindieron frente a los ingleses en las Malvinas. Peor sería haber nacido el 24 de diciembre. Ahí si que nadie se acuerda de vos. Eso le pasa hasta el día de hoy a mi tío Beto. Mi abuela nunca se acordaba de su cumpleaños. No se si porque fue el último de cuatro hermanos. Viste que cuando tenés varios hermanos recibís lo que los demás van dejando, el pantalones con pitucones, la remerita, los juguetes destartalados. Pero lo que tiene de bueno es que como sos el último, los demás ya se mandaron todas las cagadas posibles, entonces cuando te las mandas vos, tus viejos ya están repodridos, fatigados de la vida, anestesiados. Te miran, fruncen la boca, te clavan la mirada, pero no pasa mas que eso.
Volviendo al tema del cumpleaños de mi tío siempre se olvidaron sus cumpleaños. El pobre resignado siempre decía, “pobre vieja tiene que andar renegando, cocinado para toda la familia, pero siempre, siempre se acuerda, capaz pasaba todo el día pensando si la comida va alcanzar a todos, si el almacenero no le habrá vendido un pan dulce con hongos, o si la sidra llegará fría para el brindis”. Pero por arte de magia, “la vieja con la mente colgada y los ojos fijos pelando frutas para la ensalada , ya por la tarde, se acordaba, me abrazaba con todas las manos jugosas y pegajosas. Lo que más le jodía era la actitud de los demás. La mayoría ni se acordaba de su cumpleaños, ni siquiera sus amigos de la infancia, y los de ahora tampoco. Siempre recibía un solo regalo, el de navidad, el de cumpleaños nadie le traía. Más bronca le daba la tía, que todas las tardes los 24 de diciembre pasaba a saludar, le pellizcaba los mofletes y le daba el regalo por adelantado. Hasta que un día le preguntó ¿si era de navidad o de cumpleaños?. -Es de navidad papito, el de cumpleaños te lo traigo la semana que viene – le respondió. La tía solo pasaba una vez por año, así que cagó regalo. La tía, hermana de mi abuela, lo hacía porque era creyente, y el día previo a Nochebuena es como que a todos les pinta un poquito el lado bueno, por más que durante todo el año sos un falluto.
En cada casa siempre hay uno que le gusta sobresalir del resto. El típico, le gusta cagar más alto de lo que le da el culo. Hacerse la concheta, mirarte con la nariz pa` arriba, aunque todos sabemos que es una negra engreída, se cree que más que los demás, porque es la única que llego a oficinista en la familia.