Hace poco tiempo me metí con una deuda pendiente. Volver a los relatos de quién es considerado un poeta maldito. Para mí es mucho más que eso, es el escritor endemoniado. Charles Bukowski, tiene tantos adeptos como detractores, quizás un no comprendido  de su generación. De una pluma filosa y vertiginosa. Sus cuentos y poemas hablan de historias simples y hostiles.

Hace 20 años, por una amiga había leído poesía del escritor.  Poesía  de  amores perturbados, sin metáforas, directo y al grano. A los dos años en una materia de la facultad nos dieron de  leer «El asesinato de Ramón Giménez» y quedé asombrado por la historia cruel, violenta con descripciones sencillas que te llevan a la acción. Bukowski no se anda con vueltas, las cosas las llama por su nombre. Es miserable y despótico. Deja a la vista las miserias humanas.

Su libro más conocido, «La Máquina de Follar» reúne relatos e historias repletas de lugares comunes, ciudades, delincuentes, mujeres, muchas mujeres como sexo. En este libro que terminé de leer hace poco: «Erecciones, Eyaculaciones, exhibiciones» contiene 20 relatos de alto contenido de lo que él bien sabe hacer. Me llevé la sorpresa de encontrar justamente el cuento «El asesinato de Ramón Giménez» donde dos holgazanes entran a la casa del viejo actor de Hollywood con el propósito de robar, pero las cosas se le van de la mano violandolo y golpeándolo bestialmente. Otros cuentos que se destacan es «Kid Stardust en el matadero» que habla de los sueños postergables de la clase obrera. 

La gran mayoría de sus relatos son en primera persona, donde el propio Charles Bukowski es su propio protagonista. Sus viajes por el interior de Estados Unidos, ciudades pueblitos, tabernas, bares, prostíbulos, prostitutas, borrachos, borracheras de whisky, poesía, textos, lugares y rincones lúgubres, bohemia, mucha bohemia de un tipo que está obsesionado por retratar el lado oscuro humano.

Charles Bukowski nos lleva a recorrer lo más sórdido y pueril, un viaje de párrafos  dónde de lo vulgar es arte.